“Ahora sí puedes largarte”

Vete si la vida a mi lado no es lo suficientemente agradable para ti, lo último que he buscado es hacerte la vida miserable. Me he de haber equivocado contigo pues ni siquiera pretendo culparte, no soy de las que echan a perder y después buscan donde esconder el rostro para no tener que enfrentarse. Frente a tu rostro tengo el valor de pedirte una disculpa enorme por cualquier falla que haya cometido, no tengo la intención de convencerte para que te quedes vete con ella pues ahí es donde quieres meter tu cara llena de vergüenza.

No me hagas tu enemiga porque pesé a todo lo que has podido hacer lo único que busco es que podamos sentarnos y hablar con la madurez que he intentado enseñarte, no me vuelvas la villana porque no te queda la cobardía; solías ser un hombre de armas tomar y esconderte debajo de la falda de tu madre no te va a ayudar. Me duele la traición como a cualquier persona pero tú…Tú has hecho más, has fingido esperanza, me has sacado alas de la espalda creyendo que había un arreglo, donde ya no tenías ninguna otra intención más que la de clavar el puñal.

Antes de decirte adiós y despedirme de ti hasta que el tiempo nos vuelva a unir debo enseñarte una última lección que hoy como afectada me corresponde darte pues las demás te las dará la vida y sin siquiera “salivita”… Di la verdad primero que nada sin importar lo dolorosa que pueda ser, habla con frialdad si es necesario pero no mientas, no digas cosas que no vas a cumplir pues cualquier persona valora más la verdad por encima de la compasión fingida.

Ya no seré la mujer que finja ser madura o que use como pretexto el interés mutuo para rogarte que te quedes, ya no estoy dispuesta a eso pues ya me di cuenta que era una vil justificación de mi parte para no sentirme como la tonta que estaba siendo. Vete, las puertas están abiertas y yo más disponible que nunca.