“En la vida tendrás dos amores”

¿Estás de acuerdo?

Siempre lo he dicho: al término de una relación, uno de los dos termina sintiendo amor, incluso cuando la relación termine por mutuo acuerdo. La mayoría suele terminar mal, incluso se llegan hasta a odiar pero yo para ti solo tengo un sincero ¡GRACIAS! Por todo lo vivido y lo aprendido, por ser mí maestro en los terrenos del amor y por darle vida tanto tiempo a mi corazón… gracias.

Existen personas que marcan un antes y un después en nuestras vidas y tú eso hiciste conmigo. Conocerte fue una de las experiencias más bonitas en la vida, ¡no me arrepiento de nada vivido! Existen tantas clases de amor pero tu sin duda alguna me diste el mejor; un amor sincero, leal, puro y transparente, un amor ingenuo que me enseñó a amar con gran profundidad y se me caló en cada uno de mis huesos.

A veces creemos olvidar las historias a las que se les pone final, pero sin saber o entender por qué, un día todos los recuerdos llegan de repente a la mente. Y entonces volviste a la mía. Volvieron los días de ayer en que reíamos sin parar, las largas pláticas, las visitas inesperadas, los detalles que tenías conmigo, volvió a mi mente esa caballerosidad con la que me tratabas, los mensajes lindos, las tardes en que compartíamos las clases de inglés y fantaseábamos con un futuro… juntos.

Lamentablemente no todo lo que se planea o se desea se obtiene y el destino nos terminó llevando por caminos muy distintos y lejanos. Aun así, éramos como un imán, volvimos tantas veces como pudimos desafiando siempre al destino, me rompían el corazón y tú te encargabas de reparármelo, estuviste siempre para mí, crecimos juntos, me enseñaste a amar con desbordada pasión, a entregarme sin reservas ni condición, fuiste tú el hombre que me enseñó a hacer el amor, el que por siempre vivirá en mi corazón.

Y después de tanto desafiar al destino supongo que nos rendimos. Las cosas nunca lograron esclarecerse. Crecimos, maduramos, dejamos de ser los adolescentes de 15 años que tanto se amaron. Pero yo, yo continué tomando malas decisiones, continué temiendo formalizar, continué con mi inestabilidad y al final me di cuenta que te hacía mal, que no era la mujer que merecías porque aún no estaba lista para esos planes que en mente tenías. Así que te dejé ir, rompiéndome yo sola el corazón y rezando día y noche porque en la vida nunca te faltara amor. Finalmente lo encontraste.

Exactamente no sé qué sentí con la noticia, ¿qué puedo decirte? Lo harás muy bien, sé que serás el mejor y sé también que la harás muy feliz. Ahora tendrás una hermosa familia, ¡lo que siempre soñaste! Mis oraciones fueron escuchadas y eso es lo importante. ¡Qué dichosa ella que tendrá como compañero de vida a un gran hombre! ¡Qué dichoso él que tendrá un gran papá! ¿Qué más puedo decirte si en mi último mensaje lo dije todo? O, tal vez no…

GRACIAS… por hacerme crecer, por enseñarme a amar de verdad, por valorarme como nunca nadie lo ha hecho, por darle a mí persona seguridad. Gracias por los detalles, las sorpresas, los días de consuelo, de risas, de lágrimas. Gracias por tu sinceridad y tu entrega, por enseñarme que no todos los hombres son iguales, por marcar un antes y un después en mi persona. Gracias por tus consejos, tus enseñanzas, por mostrarme el mundo, por apoyarme y alentarme, porque nunca perdiste en mí la fe de que algún día sería grande. Gracias porque me enseñaste a valorarme e hiciste de mi gran parte de la mujer que soy hoy. ¡Gracias y siempre gracias! Por enseñarme el verdadero significado del amor, por darme una linda historia y recuerdos que vivirán por siempre en mi corazón.

“Dicen que a lo largo de nuestra vida tenemos dos grandes amores; uno con el que te casas o vives para siempre, puede que el padre o la madre de tus hijos… Esa persona con la que consigues la compenetración máxima para estar el resto de tu vida junto a ella…

Y dicen que hay un segundo gran amor, una persona que perderás siempre. Alguien con quien naciste conectado, tan conectado… que las fuerzas de la química escapan a la razón y les impedirán siempre alcanzar un final feliz. Hasta que cierto día dejarás de intentarlo, te rendirás y buscarás a esa otra persona que acabarás encontrando.

Pero te aseguro que no pasarás una sola noche sin necesitar otro beso suyo, o tan siquiera discutir una vez más…
Todos saben de qué estoy hablando, porque mientras están leyendo esto, se les ha venido su nombre a la cabeza. 

Te libraras de él o de ella, dejarás de sufrir, conseguirás encontrar la paz (la sustituirás por la calma) pero te aseguro que no pasará un día en que desees que este aquí para perturbarte.

Porque a veces se desprende más energía discutiendo con alguien que amas que haciendo el amor con alguien a quien aprecias.”

-Paulo Coelho

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