
Amores que se conocen a través de las redes sociales por Renata
Capítulo 6
Ya es cada vez más común para mí pasar mucho sola. La verdad es que me encanta, pero mucho también me da lata y he retomado costumbres que tenía antes de casarme, como chatear por largas horas. Claro, antes era por MSN (mientras digo eso mi carnet va cayendo estrepitosamente jaja), pero ahora es a través del chat de Facebook o de Whatsapp.
Me han “pedido amistad” varias personas y, entre ellas, un gringo que me habla todo el rato: Un tipo guapísimo (si es que es él jaja) al que te da lata no aceptar “por si acaso fuera real”. Pero, la verdad, yo lo acepté para practicar inglés, y este tipo un día derechamente me declaró su amor un tiempo después. Yo le dije que ya había tenido una mala experiencia con una relación por internet antes de casarme y que había sabido de otras peores.
Cuando yo todavía era crédula, me puse a pololear a distancia con un mexicano que me prometió el cielo y la tierra. Ya ni me acuerdo cómo lo conocí. Un día desapareció del mapa por mucho tiempo y yo me asusté, así es que empecé a ubicarlo con los datos que tenía y… ¡descubrí que era casado! Quedó tal embarrada, porque se supo en su círculo que yo era su “novia cibernética”, que me pidió perdón y que no lo contacte nunca más. Cuático.
Una amiga conoció a un tipo en uno de esos portales de citas y se vieron un par de veces antes de casarse. Ella se fue con camas y petacas (cambio de país incluido) a instalar al departamento de él para formalizar, pero el día antes del matrimonio civil ella salió arrancando de ahí: todo era absolutamente distinto a lo que imaginó. Entonces, viene este gringo a jurarme amor eterno y yo lo paro en seco, pero por mientras mato mi soledad hablando con este rucio y, de paso, me sube el ego diciéndome cosas bonitas, que harta falta me hace. Pero después de dorarme la píldora varios días me empieza a pedir fotos “subidas te tono” insistentemente. Me cargó. Después me escribió cosas muy lindas, románticas, de esas que te hacen “caer los Chitecos”. Pasaron los días y seguía escribiéndome lo que supongo cualquier mujer quisiera escuchar hasta que… me pidió plata por una “emergencia de su hijo, que también será mi hijo cuando nos casemos”… Yo le dije que recién separada no tenía plata. Me dijo, entonces, que si no le depositaba, difundiría por internet fotos mías que no me iban a gustar.
Me mandó una de las fotos y casi me muero: con la cámara de mi computador me sacó fotos y algunas eran sin ropa. Me quería morir. En primera instancia me urgí, pero después caché que en ninguna se me veía la cara. Así es que bloqueé al personaje y nunca más supe de él. Qué miedo.
Moralejas:
- Los amores por internet siguen siendo (la mayoría) una farsa ayer, hoy y parece que siempre…
- Tapen la cámara del computador…