¿Es nuestra mente una aliada o nuestra más grande enemiga?
A veces parece que la conciencia nos juega trucos, y lidiar con pensamientos que no podemos evitar nos hace sentir como si el cerebro estuviera en nuestra contra. En un mundo en el que todo está contaminado por el estrés y la negatividad, es normal que constantemente busquemos un oasis de paz, un lugar en el que podamos aislarnos y conectar con nuestras emociones e ideas sin el disturbio del exterior. Por fortuna, no tenemos que buscar un espacio físico, pues todo lo que necesitamos está en nuestro interior. A continuación, te presentamos cómo puedes lograr esta paz gracias al concepto de mindfulness. El vocablo proviene del inglés, y su traducción sería algo como “atención o conciencia plena”. Esta técnica psicológica fue desarrollada por el profesor en Medicina Jon Kabat-Zinn. Alrededor de 1979, y luego de haber sido estudiante de meditación por varios años, fundó la Clínica de Reducción de Estrés, donde enseñó su programa de Reducción de Estrés y Relajación, el cual más tarde se convirtió en Reducción de Estrés Basada en Mindfulness o MBSR, por sus siglas en inglés.
¿Pero qué es mindfulness?
Es un concepto muy sencillo que explica cómo prestar atención de una manera determinada: con propósito, en el momento presente y sin juzgar, aceptando la realidad tal como es. Sin embargo, este concepto no es nuevo en la historia de la humanidad, ya que este tipo de meditación se ha practicado en todo el mundo a través de diversas filosofías y religiones. Sabemos que la causa de estrés y sufrimiento es el prestar demasiada atención a nuestros pensamientos. Nuestra mente es sólo una herramienta, una pieza de lo que somos; de la misma manera en la que no permitirías que tu brazo o tus ojos tomarán control sobre tu vida, tampoco deberías dejar que lo haga tu mente. A menudo nuestra mente nos mantiene ocupados pensando en toda clase de escenarios, todo lo que puede pasar y todo lo que puede salir mal. Esto es totalmente normal, porque parte de las funciones de nuestro cerebro es procurar la supervivencia y reaccionar en el menor tiempo posible ante cualquier percance. El problema comienza cuando damos demasiada cabida a estos pensamientos. Ahí nacen el estrés y la ansiedad.
La terapia de conciencia plena previene que cualquier emoción como el miedo o la tristeza tome las riendas de nuestra vida. La terapia, cuando se practica a diario, silencia nuestros ruidos mentales, nos anima a dejar el modo de “piloto automático” para estar plenamente conscientes del presente; y cuando esto ocurre nuestra mente se enfoca y no “viaja” constantemente hacia situaciones del pasado o del futuro. Como resultado de ello, nos volvemos más centrado y se percibe cierta mejoría en nuestras condiciones físicas y mentales. Al estar más presentes encontramos que la vida se vuelve más placentera, además de que disfrutamos más de nuestras relaciones con otros.
Según esta terapia, las cuatro causas del sufrimiento que debes evitar son:
Comparaciones
Cuando te comparas con otros pueden invadirte sentimientos de envidia, inseguridad e inferioridad. Cada uno de nosotros necesita algo diferente, deseamos cosas distintas y tenemos distintos mecanismos y estrategias para conseguir la felicidad; por lo tanto, no tiene ningún sentido compararse con otros. Sin embargo, puede ocurrir que haces una comparación contigo mismo. Tal vez tenías un plan en mente que no resultó como esperabas, por lo que al contrastarlo con tu situación ideal te sientes decepcionado. Aun cuando el resultado haya sido positivo, no eres capaz de sentir gratitud porque no lograste aquella única cosa que deseabas.
Estar demasiado enfocado en el futuro
Ya que el futuro es una proyección de infinitas posibilidades, inundarte de información puede ser abrumador. Generas ansiedad a partir de cosas que no son reales, o que al menos no han ocurrido. Esto no quiere decir que no debes tener planes y objetivos, pero preocuparse demasiado por lo que pasará cuando aún no llegamos a ese punto no es para nada productivo. Piensa de este modo: lo que tenga que ser, será.
Estar demasiado enfocado en el pasado
Esto puede traerte depresión, falta de interés e incluso culpa por algo que ya ha ocurrido y sobre lo cual ya no tienes control. No puedes cambiar lo que ya pasó, pero puedes aprender una valiosa lección. ¡No te tortures con los recuerdos!
Asumir cosas
“Donde no hay información, se rellena con imaginación”. A nuestra mente le fascina darle un sentido a todo lo que ocurre a nuestro alrededor. Aun cuando no tenemos la información adecuada, ella misma se encarga de rellenar los vacíos; asumimos cosas que no necesariamente son la verdad, pero que damos por ciertas en un afán de comprender lo que sucede.
Mindfulness propone ciertos puntos que puedes tratar de incorporar en tu rutina diaria para sentirte menos estresada:
– Reconocer y aceptar el presente, no luches contra él ni te resistas.
– Darle espacio a nuestras emociones. En lugar de rechazarlas, permítete experimentar todas las sensaciones en tu cuerpo.
– Entender que las situaciones dolorosas no se pueden evitar, pero sí puedes elegir cómo reacciones ante cada situación. Y recuerda que el dolor es pasajero.
– Desapegarse de los pensamientos para convertirnos en observadores, tener una mejor perspectiva que no implique juicios viscerales.
– Ser amable y compasivo, primero con uno mismo y después con los demás.
– Practicar ejercicios de respiración o meditación formal.
– Recordar que sólo podemos controlar lo que está dentro de nuestro campo de acción: nuestro cuerpo, mente, sentimientos, pensamientos, acciones, nuestros tiempo presente.
Lo demás no depende de nosotras.
Verás entonces que no es necesario buscar fuentes de felicidad externas, porque todo se encuentra dentro. Esta técnica es particularmente útil si se sufre de ansiedad, miedo, enojo, depresión o estrés; y puede combinarse con otras terapias. Recuerda que tus pensamientos son sólo pensamientos, no tu verdadero Yo.